Haciendo Tiempo para Orar
PASO 1
por Luis Palau
¿Sabe usted cuál es la razón principal por la cual los cristianos-de todas las edades-se apartan del camino del Señor
Jesucristo? ¿Es acaso la indiferencia? ¿La falta de buena comunión cristiana? ¿La tentación?
Yo sugeriría la falta de oración.
¿Cuán a menudo y con cuánta regularidad recibe usted respuestas a la oración? Muchos cristianos no tienen idea de lo que es
hablar con Dios sobre una necesidad real y luego recibir una contestación específica, válida y perfectamente reconocible.
Yo le puedo citar promesas bíblicas sobre la oración, le puedo contar algunas de mis experiencias y las experiencias de mis
amigos, pero no puedo orar en lugar de usted. Usted puede leer todos los manuales sobre la oración y puede escuchar orar a
otros, pero a menos que usted mismo comience a orar, nunca podrá comprender cabalmente la oración. En cierta manera es lo
que sucede para nadar o andar en bicicleta: uno aprende al hacerlo.
Martín Lutero dijo: "De la misma manera que la tarea del sastre es hacer ropa, y la del zapatero remendar zapatos, la tarea del
cristiano es la oración." El secreto de la vida de victoria que vivió Lutero radicaba en su compromiso de pasar tiempo a solas
con Dios todos los días.
Si consideramos las vidas de los más sobresalientes y victoriosos siervos de Dios-ya sea en la Biblia o a través de la historia-
hallaremos que eran hombres y mujeres de oración. Por lo tanto, vivamos en dependencia de la oración. La oración es poder.
Lo animo a hacerse de un tiempo cada día para hablar con Dios. No le dé sólo treinta segundos mientras se prepara para salir
de la casa por la mañana: "Señor, bendice este día, sobre todo porque es lunes..." ¿Qué clase de oración es ésa?
Es de vital importancia que diariamente apartemos un tiempo específico para oración personal. Procure ser fiel y ordenado,
pero no legalista. En ocasiones tal vez tenga que orar en otro momento del día. No hay nada de malo en ello. Pero dentro de lo
posible trate de tener hábitos consistentes.
Por experiencia propia puedo decirle que las horas tempranas en la mañana son las mejores para orar. Esta también ha sido la
experiencia de grandes hombre de Dios como Martín Lutero, Juan Wesley, el misionero a la China Hudson Taylor, mi querido
amigo Billy Graham, y hasta el mismísimo Señor Jesús durante su vida en la tierra. Una vez leí que el evangelista Moody
compartía esa idea cuando declaró: "Debemos ver el rostro de Dios cada mañana antes de ver el rostro de los hombres. Si
tienes tantas cosas que hacer que no te queda tiempo para orar, créeme, tienes más cosas de las que Dios desea que tengas."
Hágase de tiempo para comenzar cada día a solas con Dios en oración.
Por otra parte, la oración es algo que debemos practicar a lo largo de todo el día. La Biblia ordena: "Oren sin cesar" (1
Tesalonicenses 5:17 BD). En cualquier momento y cualquiera sea la situación, tenemos libertad para hablar con nuestro Padre.
Un querido pastor amigo mío solía decir que cada cristiano puede disfrutar de una "constante y consciente comunión con Dios."
Y es a través de la oración que disfrutamos de esa comunión con el Dios vivo que mora en nosotros.
Si Jesús oraba, ¿acaso no debemos hacer lo mismo? Es sorprendente ver cuánto tiempo pasaba Jesús en oración. El nunca
estaba demasiado ocupado para orar. Cuando aumentaban sus obligaciones y tenía que enfrentarse a grandes decisiones, se
iba solo a orar. ¿Lo hace usted?
Tomado del libro: DE LA MANO DE JESUS. Luis Palau, su autor, dice: "Pensé en escribir este libro para mis nuevos hermanos
en Cristo, para aquellos que hace poco entregaron su vida al Señor Jesús-y también para aquellos que hace tiempo tienen a
Cristo en su corazón pero se han estancado en su crecimiento espiritual.
En estas páginas deseo presentar un plan de 52 pasos que, idealmente, debería completarse en un año, es decir a razón de un
paso por semana.
He sido testigo de nuevos cristianos que quieren crecer, aprenderlo todo de golpe, y poner en práctica todo inmediatamente. Y
consecuentemente también he sido testigo de la frustración de esos cristianos cuando se dan cuenta de que sus planes no se
concretan como ellos habían soñado.
Sucede que en su entusiasmo un nuevo cristiano muchas veces reacciona como una persona extremadamente hambrienta: se
da un atracón que, por lo general, no resulta muy beneficioso.
DE LA MANO DE JESUS es un plan gradual, de conocimiento dosificado. Lea un paso cada semana, medite en lo leído, trate
de aplicarlo de manera práctica durante esa semana, y procure incorporarlo definitivamente en su vida."